De unos meses a esta parte, las estafas relacionadas con WhatsApp se están multiplicando. Lo curioso es que muchas de estos fraudes tienen que ver con WhatsApp, pero no se producen a través de él. Desde Eroski Consumer desvelan cuáles son y se explica cómo evitarlas. El ingenio de los estafadores no tiene límite y han desarrollado numerosas estrategias para tener nuestros datos bancarios u obligarnos a transferirles una cantidad monetaria, desde el phishing, hasta la suscripción involuntaria a los SMS Premium. Precisamente, esta última modalidad es la que se ha utilizado en los últimos casos de estafas relacionadas con WhatsApp.
La polémica en torno a la seguridad de este sistema de mensajería instantánea ha hecho correr ríos de tinta en el pasado, y el servicio ha respondido siempre con mejoras en su plataforma. Sin embargo, hasta ahora nunca se ha hablado de la posibilidad de estafas por mensajes de personas que no estén en nuestra lista de contactos. Puede llegarnos un mensaje desde un número desconocido (que la plataforma no identifique), pero el sentido común debe llevarnos a rechazarlo siempre y a no aceptar la transferencia de archivos, aunque estos solo pueden ser multimedia (imagen, audio o video) y no pueden llevar a la descarga de ningún programa vinculado que no pase por las tiendas oficiales de los respectivos sistemas operativos.
Pero sobre todo es fundamental evitar abrir enlaces compartidos en este sistema de mensajería instantánea desde teléfonos desconocidos, ya que es por esta vía por donde nos suele llegar la estafa, al abrir en el navegador del móvil páginas de phishing.
Tampoco debemos fiarnos de mensajes que nos lleguen por SMS haciendo referencia a WhatsApp, porque al responderlos podemos estar inscribiéndonos en un servicio de SMS Premium, donde nos cobren entre 0,35 y más de siete euros por cada mensaje enviado. Esta es la estrategia utilizada en los más recientes fraudes. De todos modos, es importante constatar que ni el caso del phishing ni el de los SMS Premium tienen lugar dentro de WhatsApp.
Tal vez el caso más espectacular de fraude relacionado con este sistema de mensajería sea el del joven de Murcia que promocionaba en las redes sociales (accedió de forma ilícita a 11.000 perfiles de Facebook) un programa en descarga para poder espiar a los contactos de WhatsApp; es decir, que el supuesto software permitía conocer todos los mensajes que el espiado intercambiara con otras personas. Miles de usuarios accedieron a la página desde la que supuestamente se descargaba el programa a su móvil; para ello, dicho programa debía tener nuestro número y nuestra contraseña en el servicio. Sin embargo, no se producía una descarga real y sí una inscripción del teléfono en un servicio SMS Premium que cargaba los costes al usuario y en beneficio del estafador. La mayoría de los usuarios se daban cuenta de inmediato de la estafa, pero apenas ninguno la denunció porque implicaba reconocer que se había intentado descargar un programa de espionaje, algo ilegal. De este modo, el joven llegó a recaudar de sus víctimas más de 40.000 euros, hasta que fue detenido por la policía.
Otro caso similar es el del mensaje SMS recibido en algunos móviles desde el número 25568 con el siguiente texto: "Te estoy escribiendo por wasap. Dime si te llegan mis mensajes. Me agregaste el otro día?" o "Será un fallo de mi móvil con el wassap. Xp no paro de enviarte la foto! La has visto? Pensé k podría agregarte al face o wassap. O verte en smsduo Q hago??". Algunos usuarios respondieron al SMS sin saber que se trataba de un servicio Premium, con la consiguiente sobrecarga en su factura telefónica.
¿Cómo actuar?
No responder nunca a mensajes desde teléfonos que no se identifiquen con un contacto de nuestra agenda, ni dentro de WhatsApp, o servicios similares, ni por SMS.
No abrir archivos multimedia de estos mensajes por precaución. Aunque en los móviles la descarga de software solo se realiza desde las tiendas de aplicaciones, en el caso del sistema operativo Android pueden producirse desde terceras plataformas que desconozcamos.
Evitar la apertura de los enlaces que nos pasen y, sobre todo, no dejar datos personales en las páginas a las que nos llevan. Si caemos en la estafa, debemos ponernos en contacto con nuestro operador, para que no nos carguen el coste del servicio premium. La Ley de Competencia Desleal nos ampara. Denunciar el caso en los servicios de protección del consumidor de nuestra comunidad, así como en la Oficina de Atención al Usuario de Telecomunicaciones del Ministerio de Industria.
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