Este vecino de Molina de Segura (Murcia) se llama Francisco Javier Caravaca
y en cuanto vio a dos perros asustados corriendo por la autovía A-30
paró su grúa y no dudó en ir a salvar la vida de los dos animales.
Francisco es propietario de la empresa de grúas La Variante y lleva más
de 18 años realizando asistencias en la carretera.
Los perros de raza bulldog inglés y pit bull se habían escapado de su casa localizada en Espinardo
(Murcia) y sobre las seis de la tarde del martes, cuando Francisco
conducía una de sus grúas por la A-30 dirección a Murcia, se dio cuenta
de que algo pasaba en la autovía.
“Estuvieron a punto de pillarlos tres veces“. “Vi que era una muerte segura y me jugué el pellejo“.
“Vi que los coches de delante hacían varias maniobras bruscas y los vi a
lo lejos”. “Estaban desorientados y corrían entre los coches”, explicó
Francisco.
Francisco decidió hacer todo lo posible para salvar la vida de los
animales y activó las luces de emergencia de la grúa. “Advertí a los
coches de atrás para que frenaran y corté la autovía con la grúa”. “El pitbull trató de morderme cuando lo agarré, por miedo“.
“Como no podía meterlos en la grúa, hice la grúa a un lado y anduve un
kilómetro hasta la siguiente salida”, comentaba Francisco.
Francisco denuncia que, pese a sus múltiples llamadas a
Emergencias, esperó cerca de una hora en la cuneta y que, finalmente,
tuvo que llevarse a los dos animales a las instalaciones de su empresa
de grúas. “Allí les di agua y comida porque estaban exhaustos”, explica.
Cuando llegó la Guardia Civil comprobaron si los perros tenían
microchip y gracias a que ambos lo tenían implantado pudieron localizar a
su dueño.
“Yo estaba dispuesto a adoptar a los perros y fui a entregárselos al
dueño pensando que, dependiendo de la cara que pusiese, se los
devolvería o no. Pero cuando vi la cara de alivio del hombre y la
alegría de los perros al ver a su dueño lo tuve claro”, confesó
Francisco. Gracias a la ayuda de Francisco estos dos canes han regresado a su hogar, donde ya descansan tranquilos.
Él, sin embargo, no se ha ido con las manos vacías. Le queda la
conciencia muy tranquila y una promesa. “El dueño se comprometió a darme
uno de los cachorros que tendrá la bulldog”. “Le llamaré ‘Milagros”,
explicó.
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