Por si no fuera suficiente con el caos, la muerte y la destrucción que
viven a su alrededor desde que comenzase el conflicto bélico, hace casi
tres años, los menores sirios son utilizados como soldados y escudos
entre las filas rebeldes y torturados en los calabozos del régimen de
Bachar al Asad. Al menos, así lo denuncia Naciones Unidas en un informe
para los Derechos de los Niños difundido ayer, en el que relata el
sufrimiento «inenarrable» de los pequeños y que precisa que el Gobierno
ha sido responsable de incontables asesinatos y mutilaciones a los
chavales, mientras que la fuerzas insurgentes les han reclutado y
empleado para tácticas terroristas en zonas civiles.
Los autores del texto, que acusan a las dos partes enfrentadas en la
guerra civil de graves crímenes contra los niños, parten de la base de
que entre las más de 130.000 víctimas mortales de la contienda, hay, al
menos, 10.000 menores.
El documento, que cubre el período que va entre el 1 de marzo de 2011 y
el 15 de noviembre de 2013, enumera los horrores que los pequeños han
sufrido durante este tiempo, desde abusos directos, incluida violencia
sexual, hasta violaciones más generales de sus derechos, como el cierre
de escuelas y la denegación de acceso de ayuda humanitaria. Unas
actuaciones que el secretario general del organismo, Ban Ki-moon,
reclamó que «deben terminar ya», por lo que instó a los dos bandos a
«adoptar, sin demora, todas las medidas posibles para proteger y
respetar los derechos de todos los chavales de Siria».
El empleo de niños soldado fue comprobado solo entre los opositores,
pero las tropas del régimen son responsables de la muerte de muchos
críos debido a su guerra sin contemplaciones, indica el informe de 18
páginas. Asimismo, menores de edad son torturados en las cárceles
gubernamentales. Escuelas y hospitales han sido convertidos en calabozos
que no cumplen «siquiera con los estándares mínimos», añade el texto de
Naciones Unidas.
Misiones de alto riesgo.
Los milicianos insurgentes
entrenan a varones de 12 años en el uso de armas para hacerlos combatir o
usarlos de centinelas. Otros, son usados como contrabandistas o
cocineros, mientras que a algunos les hacen limpiar armas, transportar
munición o enterrar muertos. También se emplean niñas para, por ejemplo,
hacer llegar medicamentos a la frontera, «una tarea con un alto
riesgo», concluye el documento.
Por otra parte, las tropas del Ejecutivo, al parecer, tomaron en
numerosas ocasiones a civiles -entre ellos menores- como rehenes para
pedir la rendición a los rebeldes. De lo contrario, amenazaron con matar
a los menores.
También mujeres y niños fueron usados como escudos humanos durante las
ofensivas del Ejército. En Homs, los soldados sacaron a alumnos de la
escuela y luego avisaron con altavoces de que los opositores no debían
disparar porque tenían a los chavales en su poder.
El análisis también pone de relieve las desapariciones de muchos
pequeños y denuncia que están sometidos a un alto nivel de estrés por
haber sido testigos de la muerte de miembros de sus familias y conocidos
o por haberse visto separados de sus parientes o desplazados de su
hogar.
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